El sistema linfático cumple una doble función:
Depuración, al eliminar del organismo las toxinas y sustancia de deshecho.
Protección, al modular la respuesta del sistema inmunitario frente a bacterias, virus y otras sustancias extrañas que puedan llegar al interior del organismo.
La primera de estas funciones implica evitar la acumulación de líquidos y la absorción de la grasa y las vitaminas solubles desde el aparto digestivo para transportarlas mediante el sistema circulatorio, del que forma parte.
Por ello el drenaje linfático es un tipo de masaje, suave y ligero, que se aplica sobre el sistema circulatorio y cuyo objetivo es movilizar los líquidos del organismo para favorecer la eliminación de las sustancias de deshecho que se acumulan en el líquido que ocupa el espacio entre las células. De ahí que una de las principales aplicaciones del drenaje linfático sea en la retención de líquidos, aunque en la medicina estética también se utiliza en el tratamiento de la celulitis, los problemas de circulación, las piernas cansadas, los procesos de cicatrización, el acné, los edemas, etc.
Aquí aprenderás las dos técnicas más importantes de este masaje y así podrás colaborar en procesos preventivos y recuperativos de tus consultantes.